Cerraron “A todo chancho” por “chanchos”

Se trata del conocidísimo restaurante ubicado casi al final de la miraflorina avenida Saavedra, fue cerrado porque una denuncia señaló que el lugar carecía de las condiciones de higiene requeridas en este tipo de locales.

Le encontraron heces de roedores, trapos mugres y manteles al lado de los basureros, amén del cadáver de un roedor junto a restos del veneno que lo liquidó… Y la pregunta surge: ¿Será que la señora que, desde siempre, vende sus sándwiches de chola, al frente, en la misma calle, observará mejores hábitos de higiene ya que no le clausuran nunca?.

Y si esa pregunta se hace en público, inmediatamente se instala una larga letanía con ejemplos de cómo los mejores restaurantes tienen las cocinas más sucias y los hábitos menos higiénicos entre quienes manosean la comida.

Y alguien cuestiona: ¿es que la alcaldía no puede hacer algo?, lo hace, pero no de oficio; eso quiere decir que no actúan por cuenta propia, la guardia municipal actúa bajo denuncia, si a usted le hace daño la comida, entonces se queja y la guardia clausura el lugar por siete días.

Pero, mientras nadie se enferme o quienes se enferman no quieren perder el tiempo con denuncias que solamente le van a provocar más desagrado, los restaurantes van a seguir defraudando a sus comensales, vendiéndoles alimentos de dudosa calidad.

Hay quienes tratan de librarse del estigma de la mugre y han implementado sus sistemas de autofiscalización como Pollos Copacabana o Burger King que tratan de asegurarle al cliente un producto manejado con las recomendaciones sanitarias de rigor.

Pero, esos son solamente dos contra todos los otros innumerables restaurantes que no cumplen con las normas, donde los comensales, a la hora de almuerzo, navegan en un mar de servilletas de papel que son lanzadas por nada limpios garzones a un todavía más sucio piso.

Vivimos en una sociedad donde la gente se ha acostumbrado a comer en los “agachados” y a no exigir nada, donde parece que el dinero no vale lo que compra y los vendedores de comida le hacen un favor a la gente con su comida que “nunca ha matado a nadie”, como si los muertos fuesen a reclamar.

Y aun cuando se reclamase algo, qué se puede hacer cuando el que reclama se ve atacado por los otros comensales que, inconscientes, justifican la conducta de sus envenenadores, tal vez por un asunto de “solidaridad de clase” o simplemente por ignorancia con respecto a lo que les es verdaderamente dañino.

Mientras los paceños nos aguantemos los dolores de estómago y nos sigamos chupando la total falta de escrúpulos de los comideros de toda categoría, nuestra salud seguirá en peligro.

Más aún si la sinvergüenzura de estos llega al extremo de mostrar enojo cuando son sorprendidos, rechazar las inspecciones y llegar a agredir a la prensa interesada en relievar su falta de escrúpulos.

Pareciera que esta es tierra de nadie, donde todos hacen lo que les viene en gana, desde engañar hasta intentar asesinar, “sin tener conciencia de ello”, “…como nadie reclama…”.

fUENTE: ELMONTICULO.COM